Discurso de juramento de Heydar Alirzaoglu Aliyev, Presidente de la República de Azerbaiyán - Bakú. Palacio "República", 10 de octubre de 1993


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¡Queridos compatriotas!

¡Estimados señoras y señores!

Valoro altamente mi elección como presidente de la República Independiente de Azerbaiyán y con tal motivo expreso al pueblo Azerbaiyano, a todos los ciudadanos de la República, mi respeto, estima y profundo agradecimiento.

El pueblo azerbaiyano está atravesando el período más difícil y trágico de su historia. Comprendo profundamente el grado de responsabilidad que me fue encomendado en este tiempo difícil, y quiero asegurarles que intentaré justificar con toda mi actividad, con toda mi vida, esta alta confianza y las esperanzas del pueblo. Comenzando a ejercer este cargo tan alto y responsable me apoyo, en primer lugar, en la inteligencia, la sabiduría, el potencial del pueblo azerbaiyano. Me han llevado a asumir esta responsabilidad las esperanzas que me ligan a mi pueblo. Quiero asegurarles que haré todo lo posible para justificar sus esperanzas.

El final del siglo XX está signado por procesos políticos que han cambiado radicalmente el mundo. El pueblo azerbaiyano no ha permanecido al margen de estos procesos y, finalmente, ha cumplido su secular sueño, adquirir la independencia. La obtención de la independencia por la República de Azerbaiyán fue el resultado lógico de los procesos políticos-sociales ocurridos en el mundo, en la antigua Unión Soviética. La independencia de nuestra República es un acontecimiento histórico,  patrimonio nacional de todo el pueblo azerbaiyano, y en ningún caso puede hablarse de los méritos exclusivos en esto de algún movimiento o fuerza en especial.

Al mismo tiempo, la independencia de Azerbaiyán ha planteado ante la República y sus ciudadanos tareas grandes y complejas. La consolidación de la independencia estatal, la creación y el desarrollo de las estructuras y los atributos estatales, la garantía de la integridad territorial y la soberanía completa de la República de Azerbaiyán, la salida de nuestro país del estado de guerra, la mejora del bienestar de los ciudadanos de la República, la creación de las condiciones necesarias para su vida y actividad: la resolución de estas tareas será fundamental en mi trabajo como Presidente, e intentaré realizarlas.

La República de Azerbaiyán tiene una historia antigua, una cultura rica, posee grandes recursos naturales. La independencia estatal crea todas las condiciones para utilizar racionalmente todo este patrimonio en nombre del desarrollo futuro de la República de Azerbaiyán. Esto es nuestra tarea principal.

La República de Azerbaiyán ha obtenido su independencia en circunstancias extraordinariamente complejas. El estado de guerra en que se encuentra Azerbaiyán ya hace más de cinco años, la agresión de las fuerzas armadas de Armenia contra nuestros territorios y los sufrimientos del pueblo azerbaiyano como resultado de esta agresión son los problemas más graves para nosotros. Por eso, nuestra principal tarea consiste en sacar a la República ­del estado de guerra y crear condiciones normales y seguras para la vida de los ciudadanos.

Esta situación tan grave se ha formado en Azerbaiyán como resultado de los serios errores cometidos por los dirigentes de la República y de la antigua Unión Soviética desde el comienzo del conflicto de Karabaj. Lamentablemente, en el período transcurrido no han sido tomadas las medidas necesarias para sacar a la República de esta situación. ­La crisis económica, social, ­política y espiritual en que se encuentra la República se ha profundizado más en los últimos tiempos y ha alcanzado en el año 1993, puede decirse, su punto crítico. En junio de este año ha sido completamente perturbada la estabilidad interior en la República. La contradicción entre las diferentes fuerzas políticas, el accionar de algunos grupos criminales y de fuerzas separatistas interesadas en la desmembración de la República, así como otras diversas causas han profundizado aun más la tensión. Como resultado de los graves errores de cálculo de los dirigentes de Azerbaiyán, en junio nuestra República ha estado en vísperas de la guerra civil y surgió una amenaza real de separación de algunas regiones. Gracias a Dios, todo esto fue prevenido, fueron liquidados una serie de grupos criminales y se dieron las condiciones para asegurar la estabilidad socio-política en el interior de la República.

Los últimos cuatros meses fueron para nuestra República muy graves y difíciles. Durante este período nuestra República y sus ciudadanos han sufrido duras pruebas y han demostrado una vez más que la sabiduría del pueblo, la unidad y solidaridad nacional, la unidad civil pueden superar cualquier dificultad y crear las condiciones para sacar a la República de esta situación difícil.

Sin embargo, a pesar de que dentro de la República se ha alcanzado una relativa estabilidad, todavía seguimos estando en gran peligro. Como resultado de la agresión de las fuerzas armadas de Armenia, que continúa ya hace más de cinco años, una parte de las tierras de Azerbaiyán, aproximadamente un 20% del territorio de la República, fue ocupada y se encuentra en manos de los invasores. La antigua  autonomía de Nagorni Karabaj fue ocupada por completo; hace un año y medio se encuentra ocupada la ciudad de Shusha, tan querida y sagrada para los azerbaiyanos. Fueron ocupados por las fuerzas armadas de Armenia también las regiones de Lachin, Kelbecher, Agdam, Fizuli, Chebrail, Gubadli. Como resultado de esto fueron destruidos y saqueados centenas de aldeas, poblados, localidades. Nuestros compatriotas de estos territorios - aproximadamente un millón de ciudadanos- abandonaron sus lugares de residencia, se convirtieron en refugiados y ahora viven en condiciones muy penosas. Todo esto ha aumentado la tensión en las esferas socio-política y espiritual de la República. Sacar a la República del estado de guerra y que nos restituyan todos los territorios ocupados, asegurar la integridad territorial, la seguridad de las fronteras de la República independiente, procurar el retorno de nuestros compatriotas, hermanas y hermanos que fueron expulsados de sus casas a sus lugares de residencia, son nuestras tareas principales.

Como Presidente les aseguro que considero esto mi principal tarea y que, movilizando todas las fuerzas del pueblo azerbaiyano y utilizando todas las posibilidades, aplicaré todos los esfuerzos para ­el logro  de este objetivo.

Sin dudas, poner fin a la guerra de cinco años y recuperar las tierras ocupadas no es algo fácil. En nuestra sociedad existen diferentes opiniones acerca de cómo conseguir esto. En general, y ocupando una posición de paz, damos preferencia ­al arreglo de este problema en primer lugar por vía pacifica, por vía de negociaciones. Para tal fin es menester utilizar en forma efectiva los medios diplomáticos, mantener negociaciones de paz partiendo de las intereses de Azerbaiyán y, como resultado de tales negociaciones, alcanzar el objetivo trazado. Utilizando en forma efectiva las posibilidades de la Organización de las Naciones Unidas, la OSCE, el Consejo de Seguridad de la ONU, de los grandes estados y organizaciones internacionales que participan en la resolución de este conflicto, aplicaremos en el futuro todos los esfuerzos para sacar a Azerbaiyán del estado de guerra y recuperar los territorios ocupados.

Pero, al mismo tiempo, la República de Azerbaiyán, como estado independiente, debe tener un ejército apto para el combate. Por desgracia, en el período transcurrido desde la proclamación de la independencia se ha hecho muy poco en esa dirección. En caso de necesidad, si los pasos que emprendimos por el camino de la resolución pacífica no dan resultado, entonces una de nuestras tareas principales será la de crear un ejército fuerte para la defensa de la integridad territorial y de la República.

Cabe destacar que, como resultado de la guerra de cinco años, el pueblo azerbaiyano ha sufrido muy duras pruebas, conoció la alegría de las victorias y la amargura de los fracasos. Esta guerra es para nosotros una tragedia. Al mismo tiempo, esta guerra ha mostrado una vez más a todo el mundo la fuerza, el poderío, el heroísmo, la sabiduría del pueblo azerbaiyano. En esta guerra nuestro pueblo ha sufrido grandes pérdidas. Nuestros hijos han caído como mártires, sacrificándose heroicamente por defender nuestras tierras. Hoy, en esta solemne ceremonia pido honrar con un minuto de silencio la memoria de los mártires que dieron la vida en defensa de las tierras y la soberanía de Azerbaiyán. Que de Dios goce, que sus recuerdos vivan eternamente.

Y hoy declaro que la sangre de nuestros ­será vengada. Su ­ memoria vivirá eternamente en nuestros corazones, su heroísmo servirá de ejemplo a nuestra juventud y a las generaciones venideras. El pueblo azerbaiyano se pondrá de pie, unirá las fuerzas, creará un ejército moderno y defenderá su estado independiente y su territorio como sus bienes más preciados.

La organización de la construcción del Estado es una de las tareas principales de la República Independiente de Azerbaiyán. Como hemos repetido muchas veces, tenemos un camino claro, y es el camino de la democracia. En la Azerbaiyán independiente debe ser construido un Estado democrático y de derecho que funcione sobre principios democráticos. El estado de Azerbaiyán, aprovechando sus tradiciones históricas y nacionales, apoyándose en la experiencia mundial, en la democracia y en los valores universales, debe seguir por el camino de la construcción de un Estado democrático. Ese es nuestro camino, y hoy prometo que seré fiel a él.

Seguir por este camino guarda relación con nuestro pasado histórico y es al mismo tiempo una condición indispensable para integrar a Azerbaiyán, como estado independiente, a la civilización mundial. Para esto en Azerbaiyán fueron creadas, y también serán creadas en el futuro, todas las posibilidades. La libertad individual, la libertad de prensa, la libertad de cultos, la libertad de lengua, la libertad de conciencia - son las condiciones que permiten crear en Azerbaiyán una sociedad democrática, civilizada. Aseguraremos la creación de estas condiciones. En Azerbaiyán se está creando un sistema pluripartidista, han surgido y surgirán ­en el futuro muchos partidos. El Estado de Azerbaiyán asegurará todas las posibilidades para su creación y desarrollo, y la sociedad pluripartidista fundada en los principios democráticos contribuirá sin duda alguna al desarrollo de Azerbaiyán como Estado independiente.

La oposición también tiene un rol importante en una sociedad pluripartidista. En el futuro  trataremos con gran respeto a la oposición, y quiero expresar la esperanza de que los partidos y fuerzas políticas existentes en Azerbaiyán que se hallan en la oposición intervendrán en plan de colaboración constructiva, lo que creará posibilidades más amplias para desarrollar en la República una democracia verdadera. En una palabra, consideramos la existencia de fuerzas de oposición como un fenómeno normal, declarando al mismo tiempo nuestra disposición para colaborar constructivamente con ellas.

Sin embargo, los grupos que están en la oposición y algunas organizaciones políticas deben dejar a un lado los métodos ilegales, anormales y antidemocráticos que han utilizado en los últimos años. Los partidos y movimientos políticos pueden funcionar libremente en Azerbaiyán, pero ninguno de ellos, ni ninguna organización política-social  puede tener grupos armados. Hoy declaro esto resueltamente ante los ciudadanos de Azerbaiyán. Por desgracia,­ ­un ejemplo negativo ­en esta esfera ­lo constituye el Frente Popular, que si bien tuvo a su tiempo un papel positivo en la vida político-social de la República, ha facilitado la creación y ­el funcionamiento de diferentes grupos armados ilegales. Pensamos que todos los partidos, movimientos, organizaciones político-sociales renunciarán a sus grupos armados. Sólo el Estado puede tener fuerzas armadas. Todos nosotros debemos procurar la liquidación de los grupos armados ilegales. Esa es la condición principal para crear la estabilidad político-social en el interior de la República.

Una de las tareas principales del Estado en una sociedad democrática y civilizada es la defensa de los derechos humanos. Les aseguro que, desde este puesto, siempre prestaré especial atención a este ámbito y crearé todas las garantías para defender los derechos humanos. En una palabra, en nuestra sociedad serán creadas todas las condiciones para una completa libertad individual. De este punto de vista, en esta etapa el problema de la libertad de conciencia también ocupa un puesto importante. Nuestro pueblo ha regresado a su religión. La religión islámica ha ocupado en el mundo su lugar histórico. La religión islámica ha ejercido gran influencia en la espiritualidad, el pensamiento científico, la fuerza y el vigor de nuestro pueblo. Nuestras tradiciones nacionales y nuestra cultura han pasado de generación a generación en gran medida gracias a la religión islámica, y ahora han llegado hasta las generaciones de hoy como patrimonio nacional. En Azerbaiyán fueron creadas y serán creadas también en el futuro todas las condiciones para la libertad de cultos. Pensamos que nuestra religión, en este período difícil de la República, jugará un papel importante para alcanzar la solidaridad y la unidad civil.

Azerbaiyán es una República multinacional. Este es el rasgo característico de la República. Este multinacionalismo tiene una rica historia y estamos orgulloso de esa historia, del panorama político-social de la República. Todos los ciudadanos de nuestra República, independientemente de su pertenencia religiosa y nacional, tienen iguales derechos,  y también en el futuro crearemos las condiciones para que todos los ciudadanos participen con igualdad de derechos en la vida política-social de la República.

Hoy he recibido las felicitaciones del jefe de nuestra religión islámica, de los musulmanes del Cáucaso, de los representantes de la religión cristiana y judía, con motivo de mi subida a este puesto. Les agradezco y quiero asegurar que crearemos todas las condiciones para que en Azerbaiyán todas las naciones y todas las religiones existan en igualdad de derechos.

Una de las tareas principales en la vía de la consolidación ­de la independencia de la República es una política exterior competente, razonable, capaz de defender los intereses de Azerbaiyán en ­la arena internacional. Por desgracia, después de la obtención  de la independencia, en la esfera de la política exterior se ha hecho muy poco. Debemos resolver serios problemas. Nuestra política exterior, en primer lugar, debe asegurar la independencia estatal de Azerbaiyán. La tarea consiste en establecer y desarrollar relaciones equitativas y mutuamente ventajosas con todos los estados del mundo, utilizar en forma efectiva estas relaciones tanto para la consolidación del lugar internacional de la República de Azerbaiyán como para el desarrollo de su economía, ciencia y cultura. Nuestra política exterior es pacífica, no perseguimos el objetivo de violar la soberanía o la integridad territorial de ningún Estado. Pero al mismo tiempo trataremos, por medio de la política exterior, de asegurar a toda costa la soberanía, la independencia y la integridad territorial de la República. Creo que ese trabajo creará las condiciones para que Azerbaiyán obtenga un mayor reconocimiento y nuestra República ocupe un puesto digno en la comunidad internacional.

Los jefes de muchos estados del mundo me han enviado cartas de felicitación con motivo de mi elección como Presidente. Lo acepto  en primer lugar como un reconocimiento de la independencia de la República de Azerbaiyán, de su lugar en la comunidad internacional. Expresando mi agradecimiento a los dirigentes de los estados que han dirigido las felicitaciones, a los representantes de los países extranjeros que se encuentran en esta sala,  quiero garantizar que la República de Azerbaiyán, como Estado independiente, procurará de aquí en más establecer relaciones fructíferas con estos y otros  países, aprovechándolas para sacar a nuestra República de esta situación difícil. Muchas gracias, les agradezco y al mismo tiempo deseo a los jefes y pueblos de sus Estados  felicidad y  éxitos en todos sus asuntos.

Para sacar a Azerbaiyán de su dura y crítica situación habrá que hacer mucho en la esfera socio-económica. Si la obtención de la independencia es para nosotros un acontecimiento histórico, el estado actual de nuestra economía nos genera grandes dificultades. Por desgracia, la crisis en la que se halla la República en los últimos años ha ejercido una influencia negativa en todas los sectores de la economía. Se puede decir que la economía fue destruida por completo y esto ha producido una brusca caída del bienestar del pueblo. Al mismo tiempo, quiero señalar que la República posee un gran potencial económico-social y científico-técnico. La situación geopolítica de la República, sus riquezas naturales y los fondos básicos creados durante muchos años permiten superar esta grave crisis. De este punto de vista, en nuestra actividad futura tenemos que, por un lado, utilizar en forma efectiva el potencial creado, y, por el otro, llevar adelante reformas económicas orientadas hacia una economía de mercado. Este camino es complejo y difícil. La transición desde un sistema socio-económico creado durante décadas al sistema de libre mercado está ligado a grandes dificultades, y los errores cometidos en los últimos años en esta esfera no han hecho más que agravar la situaciόn. Pero debemos seguir por esta vía, ya que no hay otra. Debemos organizar este trabajo en concordancia con la economía de la República, con sus tradiciones. En este camino debemos utilizar nuestro potencial económico. No debemos destruirlo. Debemos utilizar este potencial que es la riqueza del pueblo azerbaiyano para mejorar las condiciones de vida de todos los ciudadanos de la República, de todas las capas de la población.

Nuestro deber es realizar reformas democráticas en esta esfera, dar pasos bien pensados, y les garantizo que seguiremos por esta vía. En este sentido quiero subrayar especialmente la entrada de la República de Azerbaiyán en la Comunidad de Estados Independientes. En la República esto fue discutido durante mucho tiempo y, al fin, Azerbaiyán se ha asociado a la CEI. Estamos seguros que este paso creará condiciones favorables para el desarrollo de la economía de la República, y debemos aprovecharlas al máximo.

Quiero también señalar que algunos círculos intentan presentar la entrada de Azerbaiyán en la CEI como un hecho peligroso. Esto es una opinión errónea. Como miembro de la CEI, Azerbaiyán velará constantemente por su independencia, y la entrada en la Comunidad no perjudicará en modo alguno su independencia. Como estado independiente, Azerbaiyán avanzará por la vía de la democracia, observará las normas internacionales democráticas. En Azerbaiyán no se restablecerá jamás la ideología y el régimen comunistas. Creo que la mayoría de los ciudadanos de la República tiene la misma opinión. La República de Azerbaiyán nunca pasará a integrar ni se someterá a otro Estado, siempre conservará su independencia.

Nuestra política interior y exterior se edificará según los principios democráticos internacionales. Afirmando los principios democráticos en el interior de Azerbaiyán, pondremos la política exterior al servicio ­de la consolidación de nuestra independencia. En calidad de Presidente, declaro esto abiertamente ante mi pueblo y quiero asegurar que me mantendré siempre fiel a estos principios.

¡Queridos y estimados compatriotas!

 Este día es para mi un día histórico y significativo. Expreso una vez más mi agradecimiento profundo, respeto y amor a los ciudadanos de Azerbaiyán, a todo el pueblo azerbaiyano por la gran confianza depositada en mí; les aseguro que hasta el fin de mi vida serviré con fidelidad a mi pueblo y dedicaré toda mi actividad al desarrollo futuro de la República de Azerbaiyán.

Con una mano sobre la Constitución de la República de Azerbaiyán, juro que dedicaré mis conocimientos, experiencia y fuerzas a la prosperidad del pueblo azerbaiyano, a la República de Azerbaiyán.

Juro que cumpliré las obligaciones de Presidente en nombre de ideas y objetivos supremos, que aplicaré todos los esfuerzos para asegurar por completo la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República de Azerbaiyán.

Juro que garantizaré el cumplimiento de la Constitución y de las leyes de la República de Azerbaiyán, que defenderé los derechos y libertades de todos los ciudadanos de Azerbaiyán, independientemente de la nacionalidad, religión o credo político, que garantizaré la libertad y los cambios democráticos en la República de Azerbaiyán, así como su desarrollo como estado democrático y de derecho.

Juro que serviré con dignidad a la República de Azerbaiyán, al pueblo azerbaiyano, procuraré que nuestro Estado independiente ocupe un puesto digno entre los estados civilizados del mundo, en la comunidad mundial.

Con una mano sobre el sagrado Corán, juro que seré fiel a las tradiciones nacionales y espirituales del pueblo azerbaiyano y que garantizaré que estas tradiciones se mantengan firmes, vivas y se desarrollen en nuestro Estado independiente.

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