Discurso del Presidente de la República Azerbayana, Heydar Aliev, ante la Conferencia Internacional de Yalta "La cooperación en la región del Mar Báltico y el Mar Negro: hacia una Europa del siglo ХХI integrada y sin líneas divisorias" - 9 de septiembre de 1999


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Estimado Señor Presidente,

Estimados Jefes de Estado y Gobierno,

Señoras y señores,

Saludo cordialmente a los participantes de la Conferencia Internacional, deseo expresar mi más sincero agradecimiento al Presidente de Ucrania, muy estimado Leonid Danílovich Kuchma, al gobierno y al pueblo de Ucrania por la cordial acogida y hospitalidad, por las excelentes condiciones creadas para nuestro trabajo.

La idea de la cumbre de Yalta - hacia Europa del siglo ХХI integrada y sin líneas divisorias - es muy importante y actual para todos los países-participantes, incluso para Azerbaiyán.

El desarrollo de la cooperación multilateral tiene enorme trascendencia para el afianzamiento de la seguridad y la estabilidad en la región, para el fortalecimiento de la independencia y soberanía estatales, para el aumento del bienestar de nuestros pueblos.

Las organizaciones y foros que existen y funcionan en nuestra región, tales como BSEC*, GUUAM* y otros, tienden a semejarse a las estructuras europeas que existen en el espacio del Mar Báltico y el Mar Negro. Sin duda alguna que este proceso favorecerá la integración, una cooperación económica mutuamente beneficiosa y la consolidación de nuestros esfuerzos en el proceso de integración paneuropea dirigido a la creación de una futura arquitectura de seguridad en Europa.

Proyectos tales como la restauración de la Gran Ruta de la Seda, la creación del Corredor de Transportes Europa-Cáucaso-Asia y las comunicaciones transnacionales energéticas que abastecen la entrega de portadores energéticos de la región del Mar Caspio a Europa, en los cuales Azerbaiyán participa activamente, pueden servir de ejemplo de realización práctica de esta idea.

En las condiciones de las nuevas realidades del fin del siglo XX debemos hacer todo lo posible para contribuir al establecimiento y al desarrollo de la democracia y de la supremacía de la ley, a garantizar los derechos humanos, la justicia social, el desarrollo de la economía de mercado en los nuevos estados independientes y su integración armoniosa en la nueva Europa del siglo XXI.

Debemos sumar esfuerzos y luchar conjuntamente contra los conflictos internacionales y regionales, el separatismo y el terrorismo que causan enormes perjuicios a muchos pueblos, a su aspiración de vivir en un ambiente de paz y estabilidad, de desarrollarse y colaborar.

El conflicto entre Armenia y Azerbaiján lleva ya más de 10 años, y como resultado de él, el 20 por ciento de nuestro territorio fue ocupado, fueron destruidas más de 700 ciudades y aldeas, y cerca de un millón de nuestros ciudadanos se han convertido en refugiados. Nosotros hacemos todos los esfuerzos para el arreglo pacífico de este conflicto, sobre la base de principios y normas jurídicas reconocidos internacionalmente.

Nosotros deseamos que este conflicto sea arreglado lo más pronto posible, que la integridad territorial de Azerbaiján sea restablecida y que todos los refugiados vuelvan a sus lugares de residencia. Manifestando nuestra buena voluntad, estamos dispuestos a conceder a Nagorno Karabaj, alrededor del cual se enardeció el conflicto, un nivel más alto de autonomía dentro de la República Azerbaijana. Para alcanzar este objetivo, nosotros, junto con el grupo de Minsk y sus соpresidentes, en la persona de Rusia, EEUU y Francia, observando el régimen de alto el fuego alcanzado en mayo de 1994, estamos dispuestos a trabajar obstinadamente hasta lograr resolver totalmente el conflicto y establecer la paz.

Sin duda alguna, la República de Azerbaiján, así como otros países en cuyos territorios existen conflictos semejantes, después de su arreglo y de la eliminación de sus consecuencias destructivas, podrán cumplir plenamente su potencial para el desarrollo de la democracia, la prosperidad económica y la estabilidad en el continente europeo.

Estimados participantes de la Cumbre.

En el año 1945 se celebró la conferencia de Yalta entre las grandes potencias, que dividieron Europa en esferas de influencia y, como resultado, empezó la "Guerra Fría". Es significativo que cincuenta y cinco años después, justamente aquí, en Yalta, en el palacio Livadiysky, discutamos las vías de construcción de una Europa integrada sin líneas divisorias, una Europa de paz, estabilidad, cooperación y prosperidad.

Deseo a todos los países participantes en nuestro encuentro un trabajo exitoso en aras de estos fines superiores.

Les agradezco su atención.

Periódico "El obrero de Bakú", 11 de septiembre de 1999.

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