Discurso de Heydar Aliyev, Presidente de la República de Azerbaiyán,en la cumbre de Casablanca de los jefes de estado y gobierno de los países miembros de la Organización de la Conferencia Islámica - 13 de diciembre de 1994


¡Estimado señor presidente!

¡Estimados jefes de estado y de las delegaciones!

Ante todo, expreso mi cordial agradecimiento a Su Majestad al rey de Marruecos, Hasan II, por la buena organización del encuentro de jefes de los estados miembros de la Organización de la Conferencia Islámica.

En nombre del pueblo azerbaiyano, les doy la bienvenida a los participantes de esta honorable asamblea. Les deseo a ustedes y a sus pueblos felicidad y prosperidad, les expreso mi respeto y consideración.

Tenemos derecho a estar orgullosos de que el mundo islámico haya realizado un digno aporte a la civilización humana y que ya durante varios siglos siga contribuyendo a su desarrollo moral y perfeccionamiento.

Hoy en el mundo tienen lugar procesos complicados y contradictorios: tendencias positivas, como la prevención de una guerra de destrucción global o la creación de una nueva base de seguridad mundial, tropiezan con el aumento de conflictos regionales, el nacionalismo bélico y otros flagelos de la época. Nuestros países están en el epicentro de estos procesos, debemos contribuir dignamente al reforzamiento de la seguridad internacional, al logro de la victoria de las fuerzas de paz y progresistas, manifestar nuestros esfuerzos. Para esto debemos eliminar todos los obstáculos en la vía del desarrollo de los países musulmanes, tender uno a otro la mano, prevenir la escisión y el aislamiento, prestar ayuda común a nuestros hermanos, que han caído en desgracia, extinguir la llama de las guerras sangrientas y los conflictos armados.

Podemos estar orgullosos de que la Organización de la Conferencia Islámica sirva también a estos objetivos nobles. Esta organización que reúne 52 estados de Asia, África y Europa, cuenta con una población de más de mil millones de habitantes, tiene un gran potencial espiritual, político, económico, científico y cultural.

La solidaridad, la colaboración multilateral entre nuestros países, la toma de medidas necesarias, justas para salvaguardar la paz y seguridad son los principios básicos de la Organización de la Conferencia Islámica que se reflejan en su Carta.

En los últimos 25 años nuestra organización se ha convertido en un factor importante de la política mundial, ejerce gran influencia en la solución de los problemas globales y regionales del mundo actual. Pero hay que reconocer que no pudimos utilizar por completo, en el nivel deseado, el enorme potencial del mundo islámico y nuestra organización. Podemos y debemos jugar un papel más importante, más influyente en la causa del progreso no sólo de nuestros pueblos, sino también de todo el mundo.

¡Estimados señores!

Como ustedes saben, el pueblo azerbaiyano, con una historia multisecular, una herencia rica espiritual y material, desde el siglo siete de nuestra era forma parte del mundo islámico. Azerbaiyán, situado en un importante espacio geopolítico entre Europa y Asia, el Cáucaso y el Oriente Próximo, siempre ha estado en el centro de atención de muchos estados, ha jugado el papel de puente entre distintas civilizaciones.

A principios del siglo XX, como resultado de largas guerras interestatales, Azerbaiyán perdió su sistema estatal, y después se convirtió en una parte de la antigua Unión Soviética. Durante esos años nuestras convicciones musulmanas pasaron por duras pruebas, el pueblo azerbaiyano no podía expresar abiertamente sus sentimientos religiosos. Pero conservábamos, guardábamos estos sentimientos, incluso en los tiempos más difíciles profesábamos nuestra religión.

Después de la descomposición de la Unión Soviética y de la obtención de la independencia, en el año 1991, de nuevo hemos vuelto a nuestras raíces, hemos conseguido la libertad de cultos. En aquel año Azerbaiyán se incorporó a la Organización de la Conferencia Islámica, se convirtió en participante activo de sus medidas y colabora con todas sus estructuras.

Después que me eligieron presidente de la República independiente de Azerbaiyán, cumpliendo mi deber musulmán, hice la peregrinación a La Meca y Medina e hice una reverencia a los santuarios, cumplí el rito del "Umrah".

Como presidente de la República de Azerbaiyán, atribuyo gran importancia al establecimiento de las relaciones personales, el reforzamiento de la solidaridad con mis hermanos, los jefes de los estados musulmanes. Estoy seguro de que la cumbre de Marruecos contribuirá a la ampliación e intensificación de la colaboración de Azerbaiyán con todo el mundo islámico.

¡Estimados señores!

Como ustedes ya saben, el pueblo azerbaiyano ha sufrido la agresión de la vecina República de Armenia, como resultado de esto fue ocupado el 20 por ciento del territorio de Azerbaiyán. En Nagorny Karabaj y otras siete regiones alrededor que fueron ocupadas por las fuerzas armadas de Armenia en la República de Azerbaiyán, fueron destruidos los monumentos más antiguos de la cultura, todas las mezquitas, las tumbas musulmanas, fueron quemadas copias del Corán. Se eliminan así todas las huellas de la civilización musulmana.

Más de 20 mil de mis compatriotas fueron asesinados, cerca de 100 mil fueron heridos y mutilados, más de un millón de azerbaiyanos fueron expulsados de sus lugares natales, sus casas fueron saqueadas y quemadas. Estas personas, incluyendo niños, mujeres y ancianos, vieron todos los horrores del genocidio cometido por los agresores armenios y perdieron sus parientes. Ahora viven en ciudades de lona, en las duras e insoportables condiciones invernales, se congelan, se contagian enfermedades infecciosas, tienen necesidad de alimentos, medicinas, vestidos.

Elogiamos la actividad de la Organización de la Conferencia Islámica, que en su resolución ha condenado la agresión de la República de Armenia contra Azerbaiyán independiente. Ella se ha dirigido a las organizaciones internacionales que participan en la resolución de este conflicto, con los llamamientos correspondientes. Pienso que tales medidas deben ser continuadas, y esperamos mucho que cada miembro de la Organización de la Conferencia Islámica apoye estas medidas.

Fue presentado en nuestro encuentro el proyecto de la resolución sobre el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán. Invito a todos ustedes a aprobar este proyecto.

Últimamente entre Armenia y Azerbaiyán se acordó una tregua. La cumbre de Budapest de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa tomó una resolución importante sobre la organización y el envío a la zona del conflicto de fuerzas multinacionales de paz. Esto fue posible gracias a los esfuerzos de los estados participantes en la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa y a nuestra constructiva cooperación con ellos.

Para la resolución completa del conflicto hace falta firmar un acuerdo político que prevea la retirada de todas las fuerzas armadas de Armenia de los territorios ocupados de Azerbaiyán, el regreso de los refugiados a sus lugares natales, el restablecimiento de los derechos soberanos de Azerbaiyán en todo su territorio.

Pero la República de Armenia se niega a cumplir las resoluciones correspondientes del Consejo de la Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas sobre la liberación de los territorios ocupados.

En la actualidad la solidaridad internacional, la presión internacional sobre el agresor tiene una importancia grande para el logro de la paz. La presión de una organización competente como lo es la Organización de la Conferencia Islámica, y de cada uno de sus miembros, tiene mucha importancia. Por eso, estimados participantes del encuentro, les pido manifestar decididamente su voluntad política y apoyar nuestra justa lucha por la integridad territorial del Estado de Azerbaiyán.

Desde esta tribuna honorable expreso mi agradecimiento a mis hermanos, los jefes de Turquía, Irán, Pakistán, Arabia Saudita y muchos otros países de la organización islámica benéfica. Ellos, atendiendo de inmediato la desgracia de nuestro pueblo, han abastecido a los refugiados con todo lo necesario, y hoy nos ayudan.

Expreso mi agradecimiento a todos los que no nos han dejado en un minuto difícil. Pero hoy uno de cada siete habitantes de nuestro país es refugiado. La situación humanitaria es muy difícil, tenemos necesidad de ayuda y les pido prestar ayuda.

Como resultado de una guerra de seis años, la República de Azerbaiyán está viviendo una crisis penosa económica y social. A pesar de las heridas, los daños grandes materiales, causados por la guerra a nuestro pueblo y la economía de nuestro país, hacemos todo lo posible para llegar a la paz y la estabilidad.

El 20 de septiembre de este año hemos firmado un contrato con una serie de grandes compañías del mundo para la explotación común de los yacimientos de petróleo en el sector de Azerbaiyán del Mar Caspio. Esto manifiesta que Azerbaiyán está abierto a las inversiones extranjeras, a la cooperación económica y a la integración en la economía mundial. A pesar de las condiciones penosas que se han creado en relación a la guerra, seguimos decididamente por el camino de la realización de las reformas, la creación de la economía de mercado, tratamos de mejorar la vida de nuestro pueblo.

¡Sus Excelencias!

En mi discurso he hablado sobre los sufrimientos y desgracias de mi pueblo. Al mismo tiempo me inquieta el dolor y sufrimiento de otros pueblos en todos los puntos conflictivos del mundo, más allá de su pertenencia nacional y religiosa, en Bosnia y Herzegovina, Cachemira, Palestina. La situación que se ha creado últimamente en Bosnia y Herzegovina provoca especial inquietud y dolor. La carnicería y las destrucciones han alcanzado escalas terribles. Por eso debemos utilizar todas las posibilidades, aplicar todos nuestros esfuerzos para el cese inmediato de la carnicería sangrienta y la resolución justa de ese conflicto.

Acabando mi discurso, expreso mi fidelidad a nuestra solidaridad, a los principios y objetivos de la Organización de la Conferencia Islámica, llamo a unir los esfuerzos en nombre de la paz, la estabilidad y el progreso. Deseo felicidad y serenidad a todos ustedes y a sus pueblos.

Les agradezco por la atención.

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