De la conversación del Presidente de la República de Azerbaiyán, Heydar Aliyev, en el encuentro con la delegación del Consejo Europeo - Bakú, 3 de enero de 2001


Le doy la bienvenida, señor Ministro. Estoy muy contento de verlo en Bakú, en Azerbaiyán. Lo felicito con motivo de que Letonia sea actualmente presidente del Consejo Europeo. Es un acontecimiento que tiene gran importancia para cualquier país. Cuando formábamos parte de la Unión Soviética, los representantes de Letonia tenían que obtener el permiso de Moscú para realizar viajes al extranjero. Y ahora Letonia preside una organización con tanta autoridad como el Consejo Europeo. Podemos ver los cambios que han tenido lugar en el mundo al cabo de un período históricamente breve.

He sido testigo de cómo Letonia, en los primeros años de la Perestroika, obtuvo su independencia; todo eso lo recuerdo muy bien. Su gente tomó parte activa en ello. Es cierto que yo por entonces ya no trabajaba -en 1987 renuncié a todos mis cargos, y este proceso comenzó un poco más tarde-, pero seguí de cerca todo ese asunto. Por no mencionar que, antes de ello, cuando todavía existía la Unión Soviética, tuve que ocuparme de muchas cuestiones vinculadas a Letonia.

Y ahora nos encontramos en otra situación. Usted es ministro de Relaciones Exteriores de Letonia, que preside el Consejo Europeo, y yo, luego de muchas peripecias, soy presidente de Azerbaiyán Independiente. Creo que es agradable ver a personas con las que uno en el pasado ha trabajado y vivido en un mismo estado. Es agradable el hecho de que ahora somos libres e independientes. Letonia, por supuesto, obtuvo su independencia antes que las otras repúblicas del Báltico. Pero de todas formas, antes de que se desintegrara la Unión Soviética, tanto en Letonia como en Lituania existía un partido comunista que seguía las posiciones del Comité Central del PCUS.

[...] En el mundo se han producido grandes cambios. Esta es la primera delegación que recibo en este nuevo año, en este nuevo siglo, en este nuevo milenio. Esta delegación es muy importante porque es la delegación del Consejo Europeo. La delegación ha venido a Azerbaiyán por una cuestión muy seria. Por ello, estoy contento por este encuentro, que creo será interesante y, lo más importante, tendrá resultados positivos. Sé que ustedes se han reunido hoy con el presidente de nuestro parlamento, con el primer ministro, con el ministro de Relaciones Exteriores, con el director de mi aparato. Las cuestiones que les interesan atañen más al director de mi aparato.

El día de hoy está terminando. Me han dicho que mañana ustedes parten, que han venido por muy breve tiempo, y es una lástima, porque quisiera hablar más tiempo con ustedes y, lo principal, quisiera que ustedes vieran la Azerbaiyán de hoy, con sus logros, sus problemas y sus dificultades. Me hubiera gustado que ustedes vieran nuestra ciudad, la capital de Azerbaiyán. Se los ruego.

[...] Le agradezco, señor Ministro, los pensamientos y las palabras que ha expresado respecto a Azerbaiyán, a su situación actual, al hecho de que Azerbaiyán avanza por el camino de la democracia, del pluralismo político, de la defensa de los derechos humanos.

Se ha expresado muy correctamente. Soy un hombre franco y sincero. Por desgracia, a veces en algunos países occidentales estas cosas no las ven con toda nitidez. La democracia es un proceso. Tales han sido sus palabras. Digo esto por que no han sido mis palabras. La democracia, como usted ha dicho, no es algo que se construya de un día para el otro. Durante mi gestión al frente de Azerbaiyán, es decir, durante los años `70 y `80, construí aquí una enorme cantidad de fábricas, industrias, puentes, viviendas, escuelas, hospitales y demás. El edificio en el que ahora estamos también lo construí yo, al igual que muchos otros. Si seguimos sus palabras, la democracia no es cosa de reunir recursos, técnica, mano de obra, construir y entregar para su uso. Es algo totalmente distinto. La democracia es un proceso. Y la gente, los países y los pueblos atraviesan ese proceso de acuerdo al grado de preparación que tengan para él.

No podemos en modo alguno compararnos con países que tienen una historia de 100 o 200 años de democracia. Su Letonia también vivió hasta 1940 bajo un régimen, y luego cayó bajo la Unión Soviética. Hasta 1990 se encontró bajo los principios de la ideología comunista. Entonces también decían que teníamos democracia y libertad de expresión. Y, en los límites de aquella sociedad, así era.

Vea usted, es ilusorio avanzar por el camino que han atravesado algunos países durante 100 o 200 años y pretender estar al mismo nivel de ellos. Esto se lo digo a todos. Por eso expreso abiertamente mis ideas, para que tengan una representación adecuada de los países que integraban la Unión Soviética. Los países que se hallaban en el campo socialista - los de Europa Oriental y demás-, tenían diferentes niveles de desarrollo, y, naturalmente, es ilusorio e imposible saltar de golpe 100 metros cuando el hombre solo puede saltar 4 o 5 metros, 6 en el mejor de los casos. Lamentablemente, algunos en Occidente piensan que, por ejemplo, la democracia en un país de Europa Occidental y la democracia en el Cáucaso o en cualquier otro lugar debe ser idéntica. No, eso no puede ser.

Otra cosa es que seamos capaces de atravesar y atravesemos en poco tiempo el camino que han recorrido los países que son los principales portadores de la democracia y que cuentan con una gran experiencia. Por eso la democracia es un proceso que implica un cambio en la conciencia de la gente. No es algo que pueda construirse rápidamente, no es cosa de decir "haz así", "siéntate", "levántate". Es imposible. Por eso estoy de acuerdo con usted y quiero decirle francamente que avanzamos por el camino de la democracia, del pluralismo político, de la defensa de los derechos del hombre. No tenemos otro camino, es decir, no tomaremos otro camino ni hacemos esto sólo para agradar a algún país occidental o para que nos acepten en el Consejo Europeo. Lo hacemos porque, luego de la obtención de la independencia estatal, hemos elegido dicho camino. No es para aparentar ni simular. Consideramos que este camino es el único para el posterior desarrollo libre y soberano de nuestro estado. Valorar cuánto hemos avanzado por este camino y cuánto han avanzado otros es algo relativo. Cada cual tiene su opinión. Pero avanzamos por él y seguiremos haciéndolo.

Respecto al ingreso en el Consejo Europeo. Desde luego, somos parte de Europa, y además Azerbaiyán se encuentra en el extremo de Europa. Más allá de Azerbaiyán, Europa se termina. Queremos formar parte de la Comunidad Europea. Si alguien no lo desea, pues bien, podremos vivir sin ello, es decir, no podemos hacer esto por la fuerza.

Supongamos que uno de los principales elementos de la democracia lo constituyen las elecciones. Nosotros hemos celebrado elecciones parlamentarias. En nuestra opinión, en nuestras condiciones, teniendo en cuenta la mentalidad y las tradiciones de nuestro pueblo, dichas elecciones se celebraron con normalidad. Sin embargo, hubo algunos fallos, hubo algunas infracciones. Por eso en 11 circunscripciones las elecciones fueron consideradas no válidas por decisión de la Comisión Electoral Central y del Tribunal Constitucional. No pretendemos lo ideal en este sentido. Por otra parte, me pregunto dónde se realizan elecciones ideales. Algunos países pueden decir que en ellos las elecciones se celebran de forma absolutamente ideal; que así lo crean. No discutiré con ellos. Pero a la vez no puedo aceptar que se diga que en Azerbaiyán las elecciones se celebraron de un modo absolutamente antidemocrático y demás. No puedo aceptar eso. Quien quiera puede estar de acuerdo conmigo, y quien no quiera que no lo esté.

Mire cuántos periódicos se publican en nuestro país.

Ni en Holanda se publican tantos periódicos como en Azerbaiyán. Aquí todos se han puesto a publicar periódicos. Tenemos una libre economía de mercado. Alguien ha ganado dinero o, si no lo ganó, lo encontró en algún lado, y apareció esta fiebre por la prensa. En los países más democráticos hay 5, 6, 10 periódicos, todos los leen y etcétera. Pero aquí, vea usted, compiten por ver quién publicará más periódicos. Es una fiebre, y la tomo con absoluta tranquilidad. Porque debemos atravesar las etapas de esta fiebre para alcanzar ese nivel de civilización que es la democracia, la libertad de prensa y el pluralismo político. En nuestros periódicos hay muchas calumnias, incluso muchos agravios. Figúrese, muchos periódicos me agravian todos los días. Dicen que hay que llevarme a juicio. Podría iniciarles juicios, puedo demostrar que me han agraviado, pero enseguida se levantaría revuelo en Europa y me acusarían de amordazar a la prensa. Por eso a veces tengo que soportar todo tipo de agravios, de fábulas y de injustos ataques no para gustarles a ustedes, sino para acostumbrar al pueblo a la civilización. Puedo decir que aquí todo se encuentra en su etapa inicial, la democracia, la libertad de prensa y los derechos humanos. Y esta etapa inicial nuestra sociedad la está atravesando lastimeramente.

Usted, señor Ministro, ha señalado en dos ocasiones que en Azerbaiyán ahora hay estabilidad social y política. Pues entonces que quienes hoy analizan la cuestión de la aceptación de Azerbaiyán en el Consejo Europeo observen qué camino ha transitado Azerbaiyán desde que obtuvo la independencia. Y a eso agreguemos -creo que luego volveré sobre este punto- que ya en 1988 Armenia inició en rigor una guerra, una agresión contra nuestro país para anexar Nagorno Karabaj -tierras desde siempre azerbaiyanas- con la excusa de que allí la mayoría de la población es armenia. Eso derivó en una guerra, y esa guerra se extendió desde 1988 hasta 1994, hasta que decidí detenerla.

¡Las cosas que sucedían aquí! Cambiaban de administración todos los años o cada dos años. En lugar de mancomunar al pueblo, de defender la patria o de resolver la cuestión con justicia, sin guerra, la gente aprovechaba ese estado de cosas para crear destacamentos armados o competían por el poder. Y la lucha por el poder, a decir verdad, condujo a una tragedia en 1990. Por una parte, las tropas soviéticas, Gorbachov y el Politburó movilizaron tanques hacia Azerbaiyán; un gran contingente de tropas derramó sangre en las calles de Bakú. No sé si usted ha visitado el Paseo de los Mártires. Antes de 1990 dicho Paseo no existía, allí había un parque. ¡Cuánta gente murió en una noche! Conozco bien la historia de la Unión Soviética. Me han dicho que usted estudió historia, así que probablemente también la conozca bien. En la historia de la Unión Soviética no había aún precedentes de que el gobierno, el estado llevara a cabo una agresión tan monstruosa contra su propio pueblo.

Y naturalmente, eso complicó las cosas en Azerbaiyán. En ese complicado estado de cosas, por una parte, Armenia ocupó tierras de Azerbaiyán, y por la otra, no había estabilidad interna, no podían mancomunar al pueblo, ofrecer resistencia al enemigo, ya que había guerra. Al contrario, la gente se organizaba en destacamentos y luchaba por el poder. ¿A qué llevó eso? Llevó a una nueva tragedia, al genocidio que cometieron las fuerzas armadas de Armenia en Jodyali junto con, dicho sea de paso, las tropas rusas, y a otro cambio de administración en Azerbaiyán. El administrador de turno huyó a Moscú.

Al poder llegaron las llamadas fuerzas democráticas, es decir el Frente Popular. Ustedes también tuvieron un Frente Popular en su momento. Pero su Frente Popular era educado, civilizado. Por desgracia, nuestro Frente Popular no había alcanzado el nivel del letonio, del lituano ni del estonio. Llegaron al poder y, un año después, otra vez se desató la guerra civil en Azerbaiyán. Vea usted, los miembros de esa agrupación, con gran armamento a su disposición, decidieron que podían aspirar a la presidencia. Por eso movilizaron tropas de la ciudad de Gianja hacia Bakú, y aquí la administración era tan impotente que, en vez de defender el orden estatal, huyeron para ponerse a salvo. Comenzó un nuevo tipo de movimientos separatistas. Además de los armenios, el separatismo en Nagorno Karabaj fue el que desató la guerra, y nuevos movimientos separatistas aparecieron en el sur. Algunos "militantes" del Frente Popular también decidieron que podían anexar algunas regiones del sur de Azerbaiyán, crear una república independiente y unirse prácticamente a Irán. En el norte también hubo intentos de separatismo.

Mire en qué difícil situación se encontraba Azerbaiyán después de obtener la independencia. E incluso después de que, como usted sabe, me invitaron aquí a Bakú en 1993 y comencé a crear las condiciones para la estabilidad, hubo un intento de golpe de estado contra mí en 1994, y 6 meses después el OMON (en ruso: Escuadrón Policial para Propósitos Especiales) dejó de subordinarse al Ministerio de Relaciones Interiores, reunió las tropas y el armamento que tenía y comenzó a dar órdenes al presidente de Azerbaiyán, del tipo: "o te retiras y nos das el poder o te matamos". Fue también preciso resistir aquello, fue preciso defenderse y, por suerte, logramos salvar a Azerbaiyán y su régimen estatal. ¿Y qué siguió después?

Unos meses después, con la participación de varios servicios de inteligencia de distintos estados, se realizó el intento de derribar con un misil el avión del presidente cuando este volvía de una viaje a Rumania y Bulgaria. Por suerte, Dios ayudó: el avión cambió el curso y logró aterrizar. Es decir, mire cuántos años Azerbaiyán se encontró en esas difíciles condiciones hasta que no sancionó en 1995 su primera Constitución y eligió su primer parlamento. Pero tampoco después de ello todo se mantuvo en orden. Azerbaiyán es presionada desde diversos lados. La posición estratégica del país, sus enormes recursos energéticos -petróleo, gas, etc.- atraen la atención de muchos países, y cada uno quiere afirmar aquí sus intereses. Por eso a veces es necesario hacer frente a ello en esas condiciones.

Estas son las condiciones en las que marchamos por el camino de la democracia. Algunos consideran que la democracia es caos, que la democracia es libertinaje, es hacer lo que se quiere. No podemos aceptar eso. Nos ha costado gran esfuerzo lograr la estabilidad en estos últimos años. En primer lugar, hemos puesto fin a las acciones militares y llevamos adelante conversaciones con Armenia para resolver pacíficamente la cuestión; en segundo lugar, hemos liquidado los destacamentos armados, los elementos criminales y demás, hemos generado estabilidad, el pueblo ha empezado a vivir tranquilo. Hace apenas 5 años era imposible salir de noche a la calle. Todos andaban armados, cada uno hacía lo que quería. Así que mire cómo en tan poco tiempo hemos logrado conjurar todas esas desgracias de Azerbaiyán. En ese breve tiempo hemos logrado alcanzar la estabilidad, hemos resuelto muchos problemas. Nuestra economía ahora crece. Por su ritmo de crecimiento, Azerbaiyán ocupa el primer lugar entre los países de la CEI, tanto por el balance de los años anteriores como por el balance del año 2000. Eso no es fácil, no es algo caído del cielo. Es nuestra política económica, son las reformas que venimos realizando, es nuestra firme línea en la afirmación de la economía de mercado; en última instancia, es la democracia, la libertad. Por eso, sería injusto considerar que en tales condiciones la democracia en Azerbaiyán debe estar al mismo nivel que en la de los países donde la gente vive con pleno bienestar, abundancia y sin guerras ni conmociones internas.

Por eso vuelvo a su idea de que la democracia es un proceso, y ese es el camino por el que vamos. Y si bien queremos, desde luego, ser miembros del Consejo Europeo, comprendemos que eso nos cargará aun más responsabilidades. Mientras no seamos miembros del Consejo Europeo somos libres, podemos cumplir algo, podemos no cumplirlo, es asunto nuestro y nadie hará nada con nosotros. Pero en cuanto seamos miembros y firmemos un documento en el Consejo Europeo, ya deberemos, queramos o no, cumplir ese documento y observar las disposiciones que establezca. Así que comprendemos qué significa formar parte del Consejo Europeo, lo comprendemos desde el punto de vista de que eso nos cargará una responsabilidad aun mayor. Pretendemos eso para adquirir más experiencia democrática, para democratizar Azerbaiyán, para colaborar aun más estrechamente con los países miembros del Consejo Europeo, y en particular con aquellos que ya hace mucho están en su estructura.

En lo que respecta a los prisioneros, sabrá usted que hace poco he dictado un decreto de indulto de un gran grupo de personas. Dicto tres o cuatro decretos de indulto por año. Por iniciativa mía, el parlamento acepta la disposición de amnistía y así muchas personas son liberadas de prisión. Este proceso continúa y continuará. Que a nadie preocupe esta cuestión.

Ya he respondido en parte a su pregunta sobre lo que está sucediendo aquí y demás. Por desgracia, queda el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, que comenzó en 1988 y no ha sido liquidado. El hecho de que hayamos conseguido un alto el fuego es un acontecimiento importante tanto para Armenia como para Azerbaiyán. Pero el hecho de que desde entonces no hayamos logrado un acuerdo de paz ni el acabamiento total del conflicto es, obviamente, algo malo. En 1992 la OSCE creó el llamado Grupo de Minsk, compuesto por 12 países, que se ocupa del arreglo pacífico de este conflicto. A propósito, en 1993 el Grupo de Minsk lo presidía Italia, luego Suecia.

[...] El señor Jan Eliasson fue presidente del Grupo de Minsk de la OSCE y durante un año nos encontramos más de una vez con él aquí y en otros lugares. Pero, por desgracia, no pudieron ayudarnos a resolver el conflicto. El señor Jan Eliasson hizo grandes esfuerzos. Tengo una opinión muy buena sobre él. Si tiene la posibilidad, envíele un saludo de mi parte. Sin embargo, no pudieron resolver el conflicto. En ese entonces, su ministro de Relaciones Exteriores era una mujer, Margarita Douglas, una simpática mujer. La señora Douglas vino aquí y me encontré con ella, mantuvimos conversaciones. Ella era por entonces presidente en ejercicio de la OSCE. Tampoco pudo hacer nada. Luego le pasaron al estafeta a Rusia, que tampoco pudo hacer nada. Rusia se la pasó a Finlandia, que tampoco pudo hacer nada. Y luego, por último, en la Cumbre de Lisboa de la OSCE de 1996 definieron la co-presidencia de Rusia, Estados Unidos y Francia. Y desde entonces ninguno de estos tres grandes estados puede ayudarnos a resolver el problema.

¿Y en qué consiste el problema? Armenia considera que Nagorno Karabaj debe unirse a Armenia porque, para ellos, es tierra armenia. Esto contradice la verdad histórica. Pero durante la guerra, y por distintos motivos, los armenios ocuparon no solo Nagorno Karabaj, sino además otras siete regiones que la rodean, y que están habitadas por azerbaiyanos. De dichas regiones fueron expulsadas un millón de personas, que ahora viven en tiendas de campaña. Nuestra oposición me acusa de todo, pero una de las acusaciones es que Aliyev, tras siete años, no ha podido resolver el problema. Cada uno de ellos considera que puede hacerlo, aunque en realidad todos juntos no pueden dar ni un paso en la resolución del conflicto. Sé muy bien lo difícil que es. Armenia es el agresor, Armenia es quien menoscaba los derechos humanos. El Consejo Europeo lucha por los derechos de cada ciudadano. ¿Por qué no lucha por los derechos de todo un pueblo? Nuestro pueblo está sometido a una agresión. Un millón de personas fueron expulsadas de su lugar de residencia permanente y hace 6 o 7 años que viven en tiendas de campaña. Ese es el verdadero estado de cosas en Azerbaiyán. El Consejo Europeo no presta atención a esto, pero se preocupa por que en cierto lugar una persona hizo algo, está en prisión, y hace lo posible para que lo liberen cuanto antes.

Vea usted, no podemos aceptar ese enfoque. Ingresamos en el Consejo Europeo para que este haga todos los esfuerzos en la resolución del problema principal, allí donde hay un menoscabo masivo de los derechos humanos. Y el problema principal es la liberación de las tierras ocupadas de Azerbaiyán, el regreso de las personas a sus lugares de residencia, a pesar de que allí todo esté destruido y haya que empezar una nueva vida, y el mantenimiento de la integridad territorial de Azerbaiyán. Eso en lo que respecta a la región del Cáucaso Sur.

En el Cáucaso Sur hay tres repúblicas, Georgia, Armenia y Azerbaiyán. Hemos tenido muy buenas relaciones. En Georgia vive medio millón de azerbaiyanos. Pero no hay ningún problema. Ni de parte nuestra, en el sentido de pretender esas tierras, por más que estén pegadas a la frontera de Azerbaiyán, ni de parte de Georgia. Las buenas relaciones entre nosotros se mantienen. La situación económica de Georgia ahora es más compleja, como usted sabrá. Ayudamos a Georgia con lo que podemos, aunque tengamos nuestros propios problemas. Nuestro vecino norteño es Rusia. Rusia es ahora co-presidente del Grupo de Minsk de la OSCE. Pero en forma secreta le ha entregado a Armenia armas y equipamiento militar por mil millones de dólares. ¿Acaso eso está bien? Azerbaiyán y Armenia son parte de la CEI. Además, Rusia es co-presidente del Grupo de Minsk de la OSCE para resolver pacíficamente el conflicto. Y Rusia en forma secreta le entrega a Armenia armas por mil millones de dólares. ¿Para qué? ¿Para liquidar el conflicto o para otra cosa? En nuestro territorio no hay bases militares de ningún país. Pero en Armenia hay instaladas bases militares de Rusia. Además, en el último año han aumentado allí sus fuerzas, han instalado nuevos misiles S-300 y nuevos aviones MIG-29. Es decir, hay instalado muchas armas en un territorio pequeño. Les pregunto a los dirigentes de Rusia: ¿para qué hacen eso, para qué? Pero no obtengo una respuesta satisfactoria. Esa es la particularidad de nuestra región.

Con Turquía tenemos muy buenas relaciones. Buenas relaciones históricas, tradicionales, y buenas relaciones actuales. Tenemos un buen intercambio comercial, y consideramos a Turquía una nación amiga.

Irán es nuestro vecino sureño. Allí viven mucho azerbaiyanos. Algunos dicen que casi unos 30 millones de azerbaiyanos viven en Irán. Históricamente hemos estado estrechamente vinculados con Irán. Queremos tener relaciones amistosas y muy buenas con ese país. Tenemos un buen intercambio comercial. Las fronteras con Irán son libres.

Tenemos buenas relaciones con los países de Asia Central. El Mar Caspio constituye actualmente un gran problema, porque nosotros -Azerbaiyán- ya hace 50 años, durante la Unión Soviética, comenzamos a extraer petróleo y gas del fondo del mar. Tenemos una gran práctica. Nuestros geólogos localizaron muchos yacimientos de petróleo y gas en el mar. Y por eso cerramos muchos contratos con países occidentales, con compañías de Estados Unidos, de Inglaterra, de Alemania, con una gran compañía que se llama "Biebel"; la compañía holandesa "Shell" trabaja aquí activamente, dispone de grandes posibilidades; aquí trabajan compañías belgas, italianas, incluso españolas; grandes compañías francesas como "Total", "Elf Aquitaine" y la noruega "Statoil". De modo tal que hemos abierto las potencialidades del Mar Caspio al mundo, dado que aquí hay ricos yacimientos de petróleo y gas. Hemos construido un oleoducto entre Georgia y el Mar Negro. Ya estamos exportando petróleo por ese oleoducto. Recientemente hemos firmado un contrato muy importante para construir el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan para exportar en el futuro unos 50 o 60 millones de toneladas de petróleo al año. Y esto nos vincula con todos los países.

Del otro lado del Mar Caspio está Kazajistán. Turkmenistán también se dedica a la extracción de petróleo y gas. Ya durante la Unión Soviética el Mar Caspio estaba dividido en sectores. Por cierto, ahora hay algunos que discuten esto, hay discusiones sobre el estatus del Mar Caspio, ese también es uno de nuestros problemas. Pues bien, he intentado responder a sus preguntas.

Respecto a las elecciones del día 7, creo que hemos hablado en detalle. Puede estar seguro de que hemos hecho todo y de que haremos todo para que las elecciones del día 7 transcurran en el más alto nivel. Por lo visto, ellos le han contado todo. No voy a repetirme. Gracias.

Traducido del ruso al español del periódico "El obrero de Bakú", 4 de enero de 2001.

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